Sputnik-V: guerra mediática
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Fuente: FADSP |
Noticias WBDigital, 27FEB2021.- Desde la aparición del primer caso del virus SARS-CoV-2 en Wuhan, China, a finales de 2019 y desde que este se convirtió en pandemia mundial, las grandes potencias iniciaron la carrera por descubrir un antídoto al nuevo coronavirus.
Siendo el continente Europeo uno de los más afectados, comenzó en los últimos días del año 2020 su campaña de vacunación contra el coronavirus al dar luz verde a la comercialización y distribución de las vacunas de «BioNTech» y «Pfizer» en los Estados miembros, el pasado 26 de diciembre e iniciar las campañas de vacunación un día después.
La noticia llamó la atención incluso en América Latina, y ha generado un interés en los medios de comunicación internacionales que no es nada casual, ejemplo de esto lo ha mostrado la agencia internacional EFE, que a partir de esta situación inició una campaña de comunicación sobre la vacuna rusa Sputnik-V que genera confusión y matrices de opinión diversas, como es el caso de la publicación de su reportaje del 28 de diciembre de 2020 titulado: "Putin no se vacuna y la mitad de los rusos también se niegan".
La dura verdad es que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en su rueda de prensa anual, a mediados de diciembre de 2020, dijo textualmente que se vacunaría "sin falta". La situación es que efectivamente aún se desconoce si las imágenes de su vacunación se harán públicas, como en el caso de otros mandatarios mundiales.
En este sentido, el Kremlin ha dicho recientemente que el hecho de que el presidente de Rusia no se haya vacunado todavía no perjudica de ninguna manera la imagen de la vacuna rusa; no obstante, varios medios internacionales destacan reiteradamente este detalle en sus reportajes sobre las principales vacunas contra el COVID-19, alegando que el líder ruso está sembrando dudas sobre la eficacia y la fiabilidad de la vacuna rusa.
Sin embargo, toda esta secuencia de explicaciones y conclusiones parece un poco confusa; curiosamente, un día antes varios medios publicaron un reportaje que interpretaba los mismos datos que la agencia EFE de una manera totalmente distinta: "Tras aprobación de la vacuna Sputnik-V en mayores de 60 años, Putin acepta vacunarse contra COVID-19", tituló el diario El Universal de México.
La pregunta es: ¿la agencia EFE pretende leer entre líneas o la realidad es que desinforma con intención a sus lectores del mundo? Resulta que la crónica de El Universal nos ofrece una versión alternativa a la que circula en Occidente que aclara y con razón que el presidente ruso sí acepta vacunarse contra COVID-19 con Sputnik-V.
Paralelamente, la situación no es nada idílica para América Latina porque al parecer esta región de hecho se convierte en un campo de combate en la guerra comunicacional sobre la efectividad de la vacuna rusa; es el caso, por ejemplo, de la biotecnóloga argentina Sandra Pitta, una de las mayores exponentes de discursos de odio de este país que advierte a sus compatriotas: "De ninguna manera me daría la vacuna Rusa"; sostiene que falta información científica sobre la Sputnik-V que, según ella, no ha sido validada por ningún organismo de prestigio.
Es curioso ver algunos comentarios en los medios que cuestionan la fiabilidad de la vacuna rusa y no solo se trata de falta de argumentos científicos. Los argumentos más comunes, por ejemplo, son comentados por quienes se quedaron anclados en la Guerra Fría y se refieren a la Sputnik-V como "la vacuna soviética", a pesar de que la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) desapareció en 1991.
No es casual el hecho de que este error se ve mejor como un error político que científico: "La campaña contra la vacuna rusa en Argentina: del miedo al 'comunismo soviético' a la desconfianza sin fundamentos científicos", titula una de las crónicas publicadas en su página web la edición en español de RT.
Sin embargo, la agencia BBC del Reino Unido en su artículo "Vacuna Sputnik-V: cómo pasó de generar desconfianza a ser un instrumento para la influencia de Rusia en el mundo" asegura que la vacuna Sputnik ha ganado confianza en apenas tres meses: «El secretismo que rodeó a los ensayos clínicos y la 'precipitación' que criticó parte de la comunidad científica no inspiraban mucha confianza, ni siquiera en los propios rusos. Hoy, a tres meses de aquel anuncio, las cosas parecen haber cambiado en gran medida. De a poco los rusos comienzan a confiar en su vacuna y recientemente su eficacia fue respaldada por la prestigiosa revista médica británica The Lancet. Muchos países, en especial en América Latina, tocan las puertas de Rusia para negociar dosis de su prometedor compuesto, y Rusia no ha tardado en responder y ofrecer su apoyo».
Se entiende que muchos pueden tener dudas todavía, es normal, y las cifras actuales de los vacunados que crecen a cámara lenta lo confirman. No es un problema que solo se refiera a la Sputnik-V, que tiene la misma eficacia que la mayor parte de las vacunas que actualmente existen.
Pero quizá lo más increíble aún y lo más alarmante es que la situación en Argentina, donde la vacuna rusa se ha convertido en argumento en luchas políticas, nos demuestra que la gente no ha aprendido o no quiere aprender de lo que hemos vivido en 2020. Con lo cual, la pandemia sigue siendo la principal asignatura pendiente para 2021.
NWBD.-
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