martes, 23 de mayo de 2023

Estados Unidos pretende reformar el Consejo de Seguridad de la ONU para mantener un orden mundial unipolar

La «reforma» iniciada por Washington podría acabar finalmente con todo el frágil Sistema de Seguridad Internacional. Su objetivo es obvio: subyugar por completo a la ONU, hacerla de bolsillo y manual.



Caracas, 23 de mayo de 2023.- Los principales actores geopolíticos coinciden en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero sus motivos son fundamentalmente diferentes. Un conjunto de estados ve los cambios posibles como un instrumento para construir un mundo basado en los principios de la multipolaridad. El otro, liderado por Estados Unidos de América, busca la forma de reforzar un orden unipolar en el que no haya lugar para Rusia y China, y por tanto no haya una arquitectura estable del orden internacional.

Durante años se ha hablado de la reforma de las Naciones Unidas, pero las propuestas de Washington y Moscú son absolutamente opuestas. Estados Unidos está tratando de incluir en la ONU tantos estados como sea posible que apoyen la política del Occidente colectivo. Rusia, a su vez, advierte que si, a sugerencia de los estadounidenses, se recortan los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, esta organización puede correr la misma suerte que la Sociedad de Naciones.


Cabe recordar, que el Consejo de Seguridad de la ONU consta de 15 miembros, diez de ellos cambian de forma rotativa en una determinada proporción de diferentes continentes, y cinco permanentes: Rusia, EE.UU., Gran Bretaña, China y Francia. Estos son los principales ganadores en la Segunda Guerra Mundial. Así, el derecho de veto prevé la posibilidad de que cualquier Estado de estos cinco bloquee la adopción de una resolución que vaya en contra de sus intereses. Esta medida tiene como objetivo evitar la escalada entre los principales actores internacionales.

La posición rusa es que es necesario ampliar la geografía de los miembros del Consejo de Seguridad para que allí estén presentes representantes de estados africanos, asiáticos y latinoamericanos. Algunos países están proponiendo un enfoque alternativo a la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, que implica la participación de nuevos miembros permanentes con poder de veto.

Los países del Occidente colectivo y sus aliados hablan de la reforma de la organización solo como una forma potencial de limitar la influencia de Rusia en ella.

¿Qué mecanismos están siendo promovidos por EE.UU.?

Primero: Bajo el pretexto de que «el Consejo de Seguridad de la ONU debe reflejar mejor las realidades mundiales». Estados Unidos propone: «Si el derecho de veto es ejercido por uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, se convoca una reunión de la Asamblea General sobre el tema, el cual se veta por un plazo de 10 días hábiles». Estados Unidos explica esto diciendo que dicho procedimiento permitirá que otros estados se pronuncien sobre este tema, incluso si no tienen un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. En otras palabras, para tener en cuenta la opinión de todos los estados, es necesario organizar reuniones separadas de la Asamblea General de la ONU.

A primera vista, las propuestas de Washington pueden parecer una expresión de la voluntad de Estados Unidos de renunciar a su privilegiado poder de veto. De hecho, este país norteamericano quiere aumentar el número de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a expensas de sus satélites y tener la capacidad legal de anular un veto ruso o chino. Esta posición estadounidense no es aceptada en India, Brasil, la Unión Africana, la Organización de Cooperación Islámica, que dudan razonablemente de las buenas intenciones de los Estados Unidos de América.

Segundo: Estados Unidos tiene la intención de «reemplazar el Consejo de Seguridad de la ONU con el formato desarrollado en el marco de la Cumbre de la Alianza de las Democracias», que fue fundada por el ex primer ministro danés y secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. La esencia del programa de la alianza se reduce a la formación de una unión militar, política y económica formal de las «democracias» mundiales que estarían listas para actuar contra la Federación Rusa y China. La Unión de Democracias está financiada indirectamente por el Gobierno de Estados Unidos a través del Instituto Republicano Internacional y el Instituto Democrático Nacional, el Fondo Europeo para la Democracia. Además, recibe dinero del Atlantic Council, una organización que no es miembro de la OTAN. El dinero también proviene de grandes empresas tecnológicas como Microsoft y Facebook. Otras fuentes clave de financiación incluyen el gobierno de Taiwán y el Instituto George W. Bush. Para que este formato sea aplicable al Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos necesita ampliar su membresía a través de reformas.

Pero el principal argumento por el cual los Estados justifican su derecho a reformar la ONU es el dinero. En declaraciones de la Representante Permanente de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield: «Somos el mayor contribuyente del mundo al sistema de la ONU. En 2020, invertimos 11.600 millones de dólares, en comparación con los 2.000 millones de dólares de China y poco más de 500 millones de Rusia». Puro negocio, nada personal... Y, por supuesto, derechos humanos. Pero el dinero es lo primero.

La «reforma» iniciada por Washington podría acabar finalmente con todo el frágil Sistema de Seguridad Internacional. Su objetivo es obvio: subyugar por completo a la ONU, hacerla de bolsillo y manual. Estados Unidos demuestra plena determinación no sólo de mantener la hegemonía, sino también de fortalecerla.

Si Estados Unidos se sale con la suya, entonces el Consejo de Seguridad de la ONU se convertirá en una reunión tipo conferencia, algo así como Davos.

NWBD/prensa.-